Para una representación cartográfica las cecas ibéricas pueden tomarse como una suerte de geografía. Comparado con descripciones como las de Plinio y Ptolomeo el conjunto monetal no deja de ser un listado de ciudades en esencia no muy diferente de lo que recogen sus informaciones geográficas. Lo que en Plinio y Ptolomeo es una selección de ciudades relevantes por diferentes criterios, en el caso de las acuñaciones la criba viene dada por la mera capacidad para emitir moneda. Si en la Historia Natural de Plinio existe una ordenación en términos jurídicos, las cecas cuentan con su propio criterio en función de su capacidad para emitir moneda de plata o únicamente de bronce. Y si para Ptolomeo el punto de referencia es la adscripción étnica, la epigrafía y la iconografía monetal han dado pie a consideraciones relativas a la clasificación de diferentes conjuntos en función de su hipotética pertenencia a un determinado populus, si bien este aspecto sea tal vez demasiado especulativo.
Al igual que las fuentes literarias antiguas, la numismática ibérica deja su cuota de ciudades sin localización. Aun cuando por comparación con otras cecas de segura identificación determinadas características iconográficas, lingüísticas y epigráficas permiten intuir una determinada región de origen, el mapa resultante es incompleto y puede trasladar una imagen distorsionada de la ordenación territorial de los siglos III-I a.C. Tampoco puede pasar por alto una segunda deformación, la que se deriva de las limitaciones que una imagen estática como un mapa supone para la representación de una realidad dinámica. Las ciudades que acuñaron moneda no lo hicieron de manera simultánea, ni en lo que se refiere al periodo general del inicio al cese de la actividad emisora, ni en el tipo de moneda, ya fueran dracmas de imitación emporitana, denarios o unidades de bronce y sus respectivos divisores. Una ciudad pudo empezar acuñando exclusivamente moneda de bronce para en un determinado momento añadir piezas de plata mientras que en otras ciudades pudieran darse situaciones inversas o una amplia continuidad y variedad de formas desde las dracmas de imitación hasta los bronces.
Hecha esta advertencia el mapa muestra los lugares donde se ha podido determinar que entre finales del siglo III y el primer cuarto del I a.C. se acuñó moneda con leyenda ibérica en el entorno de los Pirineos. El conjunto de cecas se ordenan en función de si acuñaron dracmas de imitación emporitana, denarios ibéricos y aquellas cecas que únicamente batieron moneda de bronce.
La moneda ibérica
Pulsa en una ceca para obtener información. (Las imágenes de las monedas corresponden a monedaiberica.org)

bolśkan
Tradicionalmente identificada con la Osca de las fuentes literarias, epigráficas y numismáticas y por tanto ubicada en Huesca, si bien no hay una explicación satisfactoria para el paso de bolśkan (Mon.40) a Osca. Acuñó plata y bronce siendo la ceca que mayor volumen puso en circulación desde ca. 160 hasta ca. 72 a.C. Los hallazgos esporádicos se concentran en el NE peninsular. En el 39 a.C., Cn. Domicio Calvino acuñó denarios con la leyenda latina OSCA. Posteriormente la ciudad, convertida en municipio, batió moneda de bronce combinando el retrato de Augusto con el jinete lancero (RPC). Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 86-99. • Beltrán, F. «¿bolśkan o bolśken?», Studia philologica et diachronica in honorem Joaquín Gorrochategui. Vitoria/Gasteiz (2018); pp. 35-50.
iltiŕta
La Ilerda de las fuentes literarias, situada en en el Turó de la Seu Vella, la parte más elevada de la actual ciudad de Lleida. Una de las cecas con mayor producción del nordeste peninsular acuñando tanto plata —denarios y quinarios, en su mayoría con la leyenda iltiŕtaśalirban—, como bronce con el rótulo iltiŕta (Mon.18). Emite desde finales del siglo III e inicios del II a.C. hasta un momento en torno a la mitad del siglo I a.C. Inicialmente acuñó dracmas ibéricas de imitación emporitana y divisores de imitación massaliota con lobo. Amela, L. «La ceca de Iltirta», Hispania Antiqva. XLII (2018); pp. 37-46. • Amela, L. «La ceca de Iltirta», Hispania Antiqva. XLII (2018); pp. 37-46.
kese
La ceca de kese (Mon.12) acuñó una gran cantidad de bronce desde finales del siglo III a.C. hasta mediados del siglo I a.C. y en menor medida denarios y quinarios. Su localización resulta controvertida pues si bien la relación con Tarraco y la regio Cessetania (Plin., NH. III 21) está fuera de discusión, la existencia de una población interior con el nombre de Cissis (Pol. III 76; Liv. XXI 60-61) cerca de Tarraco así como las propias acuñaciones de taŕakonśalir plantea la posibilidad de un núcleo distinto al de la Tarragona romana. Medina, M. et all. Tarraco. Arquitectura y urbanismo de una capital provincial romana. Documents d’Arqueologia Clàssica 5. Tarragona. • Rodà, I & Macias, J. M. «Tarraco, la primera capital», Catalan Historical Review, 8, 2015, pp. 117-133.
auśesken
En principio la misma ciudad, Ausa o Auso, mencionada por la fuentes literarias y epigráficas de época imperial (Plin. N.H. III 23; Ptol. II 6.69; CIL II 6110) y por tanto localizada en la actual Vic. Sin embargo se ha planteado su posible ubicación al sur de esta ciudad, en el cercano yacimiento de El Camp de les Lloses en Tona (B) donde los hallazgos de monedas de auśesken (Mon.07) son predominantes. Sinner, A. G. «La difusión de las emisiones ibéricas layetanas», SAGVNTVM. Vol 45 (2013); pp.174-175.
keŕe
Ceca de la que solo en fechas recientes se han publicados monedas —denarios, quinarios y divisores muy similares a los de kese— que podrían ser de mediados del s. II a. C., y que probablemente se refieren a una capital indígena, si bien no se puede asegurar que corresponda a la Iulia Lybica romana (Ptol. II 6. 68-69). Ferrer i Jané, J. & Olesti, O, «Los iberos en la Cerdanya: arqueología y epigrafía». Palaeohispanica 23, (2023); pp. 205-224. • Ripollés, P.P. «Kere» en P.P. Ripollès, M. Gozalbes (ed.), Moneda Ibérica (MIB), Valencia, [visitada 15/5/2024]
sesars
Por las similitudes que guarda con bolśkan tradicionalmente se ha ubicado cerca de Osca «regionis [S]uessetaniae» (Plin. NH. III 24), tal vez en la ciudad ibérica de Gabarda en Usón (Hu). El signo en forma de espiga tradicionalmente leído e podría tener valor de nexo leyendo suesars o suisars, como en «ciudad suessetana». Una de las cinco únicas cecas ibéricas que además de denarios acuñaron quinarios. Asensio, J. A. & Sillières, P., «Gabarda, ville ibérique et ibéro-romaine d’Espagne citérieure (Usón, Huesca)», Mélanges de la Casa de Velázquez Vol. 31,Nº 31-1, (1995); pp. 85-111. • Rodríguez Ramos, J., «De cronopaleografía íbera el grupo arcaizante pirenaico», Bolskan, 28 (2021), pp. 35-55.
sekia
La ciudad que acuñó moneda de bronce y una moderada cantidad de plata con la leyenda ibérica sekia (Mon.43) cuenta con una relativa abundancia de testimonios literarios y epigráficos (Plin. NH. III 24; Ptol. II 6. 66; Rav. 311, 10; AE 2015, 600; HEp 1994, 595j). Tradicionalmente identificada con Ejea de los Caballeros (Z), actualmente puede precisarse algo más su ubicación localizándola en el yacimiento de La Corona, dentro de la misma localidad. La datación comprende entre un momento previo al 133 a.C. hasta la Guerra Sertoriana. Difusión por el medio Ebro y la Meseta. Stefanelli, F. V. «Dispersión del numerario de Sekia», Saguntum 44 (2012); 55 – 166.
arsaos
Probablemente en el yacimiento de Fillera-Campo Real, Sos del Rey Católico (Z) en cuyas proximidades se descubrió un tesorillo de unos 41 denarios ibéricos, todos ellos de la ceca de arsaos (Mon.37) en excepcional estado de conservación con varios denarios flor de cuño. Tuvo una acuñación muy prolífica con amplia variedad de valores: ases, semises, cuadrantes y denarios entre un momento anterior al 133 a.C. y el primer cuarto del siglo I. a.C. Fernández Gómez, J., «Arsaos. Reflexiones históricas, geográficas y tipológicas en torno a una ceca indígena en territorio vascón», Los vascones de las fuentes antiguas: en torno a una etnia de la antigüedad peninsular. Andreu Pintado J. (Ed.) Colecció Instrumenta 32. Barcelona 2009, pags. 437-480. • Andreu, J., et alii, «Una ciudad de los vascones en el yacimiento de Campo Real/Fillera (Sos del Rey Católico-Sangüesa)», AEspA, Vol. 81, 2008, pags. 75-100.
baśkunes
Una de las cecas que más importancia tuvo en la historia monetal prerromana del interior peninsular. Activa durante la segunda mitad del siglo II y los inicios del I a.C. acuñó una prolongada emisión de series de bronce sin fracciones con la la leyenda baŕśkunes (Mon.38) y en las últimas tres décadas una conspicua producción de denarios con las leyendas benkota y baśkunes, presentes también en dos grupos de bronce. Su localización no ha sido determinada. El yacimiento de La Custodia, Viana (Na) es el que aporta la mayor cantidad de piezas encontrándose en el centro del área de dispersión. Sin embargo este mismo yacimiento se considera también el emplazamiento de la Vareia presertoriana y el núcleo emisor de uarakos. Stefanelli, F. V. La ceca de Baskunes. (2018)
turiazu
Aunque la relación entre la ceca de turiazu (Mon.51) y la Turiaso romana es evidente, y esta última tiene su continuidad en la actual Tarazona (Z), esta identificación ha sido discutida por la escasa entidad de restos fechables durante el periodo en el que estuvo activa la ceca, entre la segunda mitad del siglo II a.C y comienzos del siglo I a.C. Acuñó denarios siendo una de las más importantes de la Península, así como quinarios —excepcional entre las cecas ibéricas—, unidades y mitades. García Serrano, J. A., «Turiaso-Turiazu ¿Dónde está la ciudad celtibérica?», Turiaso Nº 17, (2003-2004); pp. 119-134. • Gozalbes, M.: La ceca de Turiazu, Fundación Segeda – Centro Celtibérico, (2009). • Cebolla, J. L., Royo, J. I. & Ruiz, F. «Novedades sobre la extensión y cronología del oppidum celtibérico de “La Oruña” (Vera de Moncayo y Trasmoz, Zaragoza)». Turiaso, Nº 21 (2012-2013); pp. 33-66.
arekorata
Localizada probablemente en Muro (S) al igual que la Augustobriga romana (Ptol. II 6, 53; It.Ant. 442, 3; Rav. 311.2). Acuñó un elevado volumen de monedas en plata y en bronce con diferentes leyendas (Mon.52). Cronología desde la primera mitad del siglo II a.C. hasta finales del II. a.C. Domínguez Arranz, Mª. A., «Nuevos hallazgos de bronces con leyenda celtibérica Arekorata», Bolskan Nº 5, 1988, pags. 249-262. • Burillo Mozota, F., «La prospección bibliográfica I: una moneda de “arekorata” procedente de Torrellas en la obra de Lastonosa», Cuadernos de arqueología de la Universidad de Navarra, Nº 18, 2, 2010, págs. 41-52.
sekeiza
Identificada con la Segeda de las fuentes literarias la ubicación de sekeiza o sekaiza (Mon.78) tiene la particularidad de contar con dos localizaciones. Segeda I, en el Poyo de Mara —a la que pertenecerían las emisiones iniciales con leona/lobo en el anverso y jinete con ave en el reverso— fechadas con anterioridad al 153 a.C., año en el que es destruida por Nobilior. Y Segeda II en Durón de Belmonte a la que corresponden el resto de emisiones, desde mediados del siglo II hasta la primera mitad del siglo I a.C. Acuñó una gran cantidad de moneda, tanto denarios como unidades de bronce, mitades y cuartos. Villaronga, L., «La jerarquización de las cecas de Sekaisa y Bílbilis» Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Ha Antigua, t. I, 1988, págs. 333-340. • Burillo, F. «La ciudad estado cetlibérica de Segeda y sus acuñaciones monetales», Palaeohispanica 1, (2001), pp. 87-112. • Burillo, F., «Segeda, arqueología y sinecismo», AEspA Vol. 76, Nº 187-188, 2003, pags. 193-215.
belikio
Ceca identificada con el yacimiento de Piquete de la Atalaya, Azuara (Z), de cuyo entorno procede gran parte del conjunto de monedas acuñadas por belikio/belikiom (Mon.47). Tal vez la Belgida mencionada por las fuentes literarias (App. Ib. 100; Oros. V 23, 11). Emitió un gran volumen de plata y una significativa cantidad de bronce desde la segunda mitad del s. II a. C. hasta el primer cuarto del s. I a. C. Villaronga, L. «En torno a un hallazgo de denarios de Beligio». Ampurias XXX, (1968); p. 225-236. • Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 75-81. • Collado, E. Belikiom | Belikio, en P.P. Ripollès, M. Gozalbes (ed.), Moneda Ibérica (MIB), (2022) Valencia.
kelse
Si bien existe acuerdo en identificar la colonia Iulia Victrix Lepida Celsa con el yacimiento de Eras de Velilla de Ebro (Z), se han planteado dudas sobre su reducción con la ceca ibérica de kelse (Mon.21) sugiriéndose otros emplazamientos como Azaila (Te) donde es la moneda predominante. Acuñó una gran cantidad de bronce, no así plata de la que se conoce solamente un denario. Cesó sus emisiones con una serie bilingüe CEL/kelse (compárese con la cercana OSI/usekerte) a mediados del siglo I a.C. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 75-81. • Amela, L. «La acuñación bilingüe de Kelse/Cel(sa)», Habis nº 35, (2004); pp. 207-218. • Burillo, F. «Las monedas “kelse-CEL”, una acuñación cesariana», De las ánforas al museo. Estudios dedicados a Miguel Beltrán Lloris, (2015); pp. 213-224.
baŕkeno
Ceca antecesora de la Barcino de las fuentes literarias grecolatinas y localizada en la actual Barcelona. Durante la II Guerra Púnica acuño dracmas de imitación emporitanas con la leyenda ibérica baŕkeno y bakeŕno. Aunque se la ha relacionado con laieśken, la difusión de esta última es poco frecuente en el área de Barcelona siendo su área de dispersión la región del Maresme donde probablemente se encuentre su núcleo emisor. Pérez Almoguera, J. A. «Las cecas catalanas y la organización territorial romano-republicana», Archivo Español de Arqueología 69 (1996); pp. 37-56, p. 40. Sinner, A. G. «La difusión de las emisiones ibéricas layetanas», SAGVNTVM. Vol 45 (2013); pp.171-172.
taŕakonśalir
Las dracmas de imitación emporitana de taŕakonśalir son conocidas por una escasa cantidad de ejemplares fechables a finales del siglo III a.C. Si bien la identificación con la Tarraco de las fuentes literarias es evidente queda por resolver su relación con las acuñaciones de kese. Villaronga, L. «Les dracmes ibèriques de Tàrraco», Faventia 10, (1988); 143-152. • Medina, M. et all. Tarraco. Arquitectura y urbanismo de una capital provincial romana. Documents d’Arqueologia Clàssica 5. Tarragona. • Rodà, I & Macias, J. M. «Tarraco, la primera capital», Catalan Historical Review, 8, (2015); pp. 117-133.
śikaŕa
Identificada con el municipium Sigarrensis (CIL II 4479) y por ello localizada en Els Prats de Rei (B) o en un emplazamiento cercano. La ceca de śikaŕa (Mon.114) se enmarca dentro del conjunto de dracmas ibéricas, conociéndose solo tres divisores. La corta duración de sus emisiones partiría del cambio de siglo III-II a.C. para desaparecer poco después. Ferrer i Jané et al., «Aportacions al coneixement de la seca ibèrica de śikaŕa i de l’origen del topònim Segarra». Revista d’Arqueologia de Ponent 22 (2012); pp. 37-58. • Salazar, N. & Rafel i Fontanals, N. «La fortaleza ibérica de Sigarra génesis y diacronía entre la Primera Edad del Hierro y la Antigüedad Tardía (siglos VI a.C. – VI d.C.)». Fortificaciones en la Edad del Hierro: control de los recursos y el territorio (2015); pp. 399-408.
iltiŕtaśalir
Las primeras acuñaciones atribuidas a la ceca de iltiŕta (Mon.18) —la posterior Ilerda romana, actual Lleida— con las leyendas iltiŕtar, iltiŕtaśalir, iltiŕtaśalirustin e iltiŕtaśalirnai corresponden a dracmas ibéricas de imitación emporitana (cabeza de Aretusa/Perséfone rodeada de tres delfines en el anverso y Pegaso/Chrysaor/Cabir en el reverso) y divisores inspirados en prototipos massaliotas. El periodo de acuñación se sitúa a finales del s. III a.C., en pleno conflicto romano-púnico. Posteriormente iltiŕta inicia sus emisiones de denarios y bronces con el jinete con clámide y palma en el reverso en sustitución del antiguo tipo lobo. Pérez Almoguera, A. & Soler, M. «Les seques d’Iltirda i Iltiraka i el llop ibèric», Revista d’arqueologia de Ponent, Núm. 3, (1993); p. 151-175. • Giral, F. «El lobo en las acuñaciones de Iltiŕta. Imagen monetaria de un mito», Pyrenae, núm. 37, vol. 2 (2006); pp. 71-82. • Amela, L. «La ceca de Iltirta», Hispania Antiqva. XLII (2018); pp. 37-46. • Berdún, M. «Tipus inèdit d’una dracma ibèrica d’imitació emporitana amb llegenda iltirtar», Acta Numismàtica# 54 (2024).
longosta / biuŕbi
Los más helenizados de los bronces ibéricos de la narbonense, tanto por la iconografía de la cabeza de Hermes en el anverso como por la utilización del griego ΛΟΓΓΟCΤΑ / ΛΗΤΩΝ acompañada en ciertos tipos de la leyenda ibérica biuŕbi. Su difusión se produce entre los ríos Aude y Hérault, con una proyección en dirección al Garona, por ello se ha propuesto hipotéticamente el oppidum de Ensérune (34) como posible sede de la ceca. Feugère, M., Lhermet, M & Py, M. M., «Les petits bronzes longostalètes à la corne d’abondance», Cahiers Numismatiques 42 (2005); pp.13-21. • Amela, L. «Los Longostaletes («bronzes au trépied»)», Hécate, nº4, XLII (2017); pp. 38-50.
neronken
Ceca identificada con el oppidum de Montlaurès, cerca de Narbona (11), de donde procede la muestra más significativa de ejemplares de neronken (Mon.01). Comparte la leyenda secundaria eba con untikesken y śaiti (Mon.35) así como con otras cecas ibéricas de la narbonense como birikantio y śelonken. Acuñó bronces, tanto unidades como mitades y tal vez también óbolos. El inicio de las emisiones puede situarse ca. 150 a.C. con una distribución por el eje Vieille Toulouse – Narbona. Paris, E., «Les monnaies de l’oppidum de Montlaurès (Ve s. av. J.-C.-14 ap. J.-C.) : évolution et “romanisation” du faciès monétaire narbonnais». Revue archéologique de Narbonnaise. Année 2014 tome 47 pp. 79-108.
untikesken
Localizada en L’Escala (Ge), untikesken (Mon.06) correspondería con Indica (Iνδική, Steph. Byz. 146) la ciudad ibérica situada junto a la Emporion griega. Emite desde inicios del s. II exclusivamente en bronce —unidades, mitades, cuartos y sextos— hasta un momento impreciso de la primera mitad del I. Una de las pocas en que aparecen nombres de magistrados indígenas. Pérez Almoguera, A. «Las monedas con nombres de étnicos del s. II a.C. en el nordeste peninsular. ¿Reflejo de posibles circunscripciones? ¿Civitates con doble nombre?», Archivo Español De Arqueología, 81 (2008); pp.49–73.
lauro
Localizada probablemente en el yacimiento del Puig del Castell, Cànoves i Samalús (B), un centro urbano con una fase republicana que la hace compatible con la acuñación de la moneda de lauro (ca. 150-90 a.C.) El 76,52% de todas las monedas de lauro (Mon.14) se encuentran en un radio inferior a los 30 km siendo la práctica totalidad de las piezas recuperadas en el Puig del Castell correspondientes a esta ceca. Guàrdia i Llorens, M. «Lauro y el poblado ibérico del Puig del Castell de Samalús (Cànoves i Samalús, Barcelona): hacia una nueva propuesta de la localización de la ceca», XV Congreso Nacional de Numismática (Madrid, 28-30 octubre 2014), pp. 863-886.
ilturo
El taller que acuñó moneda ibérica bajo el epígrafe ilturo (Mon.11) parece situarse en Cabrera de Mar (B). Las emisiones se inician en los años 150-100 a.C. y cesan en torno al 90/80-80/72 a.C., momento que coincide con la fundación de la Iluro romana localizada en Mataró (B). Sinner, A. G. «La ceca de Ilturo. Estado de la cuestión», La moneda de los íberos. Ilturo y los talleres layetanos (2012); pp.72-83.
baitolo
Ceca identificada con la Baetulo romana, actual Badalona y adaptación latina de baitolo (Mon.08). Si bien los antecedentes de baitolo/Baetulo posiblemente se encuentran en el cercano oppidum del Turó d’en Boscà, Baetulo fue una fundación romana ex novo, planificada como uno de los elementos vertebradores de la nueva ordenación territorial de la Layetania a principios del siglo I a.C., momento al que corresponde el inicio de sus acuñaciones. Padrós Martí, P. «Las cecas layetanas. La ceca de Baitolo», La moneda de los íberos. Ilturo y los talleres layetanos (2012); pp. 44-54. Sinner, A. G. «La difusión de las emisiones ibéricas layetanas», SAGVNTVM. Vol 45 (2013); 171-192.
laieśken
Ceca sin localizar. La difusión de laieśken (Mon.13) se solapa con la de ilturo dispersándose en torno a Cabrera de Mar con escasos testimonios fuera del Maresme. Por ello se plantea una localización próxima a Cabrera de Mar y en cualquier caso en la actual región del Maresme. Sinner, A. G. «La difusión de las emisiones ibéricas layetanas», SAGVNTVM. Vol 45 (2013); 171-192.
ieśo
Localizada en la actual Guissona (Ll), la romana Iesso, fundación ex novo de época tardo-republicana, fechada hacia el 100 a.C. donde se han producido hallazgos de monedas de ieśo (Mon.10). Sus emisiones comenzarían a inicios del siglo I a.C., época de fundación de la ciudad. Padrós Martí, P. «Las cecas layetanas. La ceca de Baitolo», La moneda de los íberos. Ilturo y los talleres layetanos (2012); p. 46.
eśo
En principio la misma ciudad que la de los Aesonenses, ciudad estipendiaria del conuentus Tarraconensis (Plin N.H. III 23) y por tanto identificada con la actual Isona (Ll). Emitió una reducida cantidad de bronces durante la primera mitad del siglo I a.C. coincidiendo con la fundación de la ciudad hacia finales del siglo II o inicios del I a.C. Pérez Almoguera, J. A. «Las cecas catalanas y la organización territorial romano-republicana», Archivo Español de Arqueología 69 (1996); pp. 37-56, p. 40. Álvarez Herraiz, T. & Padrós Gómez, C. «La ciutat romana d’Aeso (Isona i Conca Dellà, Pallars Jussà): Noves dades sobre la recerca històrica». Empuries 58 (2020); pp. 119-154, p. 123.
usekerte
Ceca de localización desconocida aunque cuenta con varias referencias literarias y epigráficas (Osicerdenses, Plin. NH. III 24; Ὀσικέρδα, Ptol. II 6. 62; TE.04.03; HEp 1997, 967, CIL II, 4241, CIL II, 4267). Sus acuñaciones de bronce presentan varias particularidades como la leyenda bilingüe usekerte (Mon.26) en signario ibérico y OSI(CERDA) en latín, y la excepcional iconografía a imitación de los denarios de César con el reverso del elefante. Parece haberse situado cerca del Ebro, tal vez en El Palao de Alcañiz (Te). Amela Valverde, L. «La moneda bilingüe de Usekerte/Osi», Gaceta Numismática (2010); 178-179. • Benavente, J.A., Marco, F. & Moret, P. «El Palao de Alcañiz y el Bajo Aragón durante los ss. II y I a.C.», Archivo Español de Arqueología 76 (2003); 241-243.
seteisken
Localización desconocida. Por las características de sus acuñaciones —tres delfines y jinete portando palma (en ocasiones caduceo)— y por la dispersión de los hallazgos la ceca que emitió moneda de bronce con la leyenda seteisken, seteis o setei (Mon.25) se ubica en las proximidades del Ebro, cerca de la confluencia con el río Aguasvivas. Beltrán Lloris, M. Azaila. Estado de la cuestión en el año 2013 (contiene documentación inédita de Juan Cabré). Caesaraugusta 83 (2013); pp. 364-365.
lakine
Ciudad sin localizar, tal vez en el yacimiento de La Corona, Fuentes de Ebro (Z) y en cualquier caso próxima al Ebro y a otras cecas de similares características como saltuie y kelse con las que lakine (Mon.22) comparte características. Produjo unidades, mitades, cuartos y doceavos de unidad entre finales del siglo II a.C. e inicios del I a.C. así como plomos monetiformes con las leyendas lakine / ban y laki. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 139-141. • Burillo, F. «Propuesta de una territorialidad étnica para el Bajo Aragón los Ausetanos del Ebro u Ositanos», Kalathos 20-21, (2001-2002); pp. 159-187.
saltuie
Ceca de la población que precedió a la colonia Caesar Augusta (Plin. N.H. III 24), los Salluienses de la turma Salluitana y la Tabula Contrebiensis. Acuñó moneda de bronce al final del siglo II y al comienzo del I a.C. con escasa difusión, procediendo la gran mayoría de los hallazgos del tesoro de Azaila. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979 p. 146-150.• Pina Polo, F. «De la ciudad indígena Salduie-Salduvia a la colonia romana Caesar Augusta», Gerión 2017, Vol. 35, Nº Esp. 541-550, p. 542.
alaun
Aunque carente de restos arqueológicos alaun (Mon.16) se ubica tradicionalmente en Alagón (Z) y se corresponde con los Allavonensibus/Allavonensium (HEp 2009, 512), Άλαυῶνα (Ptol. II 6. 66) o Allobone (It.Ant. 444, 1). Las emisiones de bronce se fechan entre el segundo cuarto del siglo II a.C. y las últimas décadas del siglo II a.C. con dispersión por el medio Ebro. Existen también dracmas de imitación emporitana con leyenda alau[n], problemáticas por su lejanía con el área de acuñación de este tipo de monedas. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979 p. 52-55. • Cores Gomendio, Mª. C. & Cores Uría, G., «Cuadrante inédito de Alaun», XIII Congreso Internacional de Numismática, Madrid, 2003: actas-proceedings-actes / coord. por Carmen Alfaro Asins, Carmen Marcos Alonso, Paloma Otero Morán, Vol. 1, 2005, pags. 497-498. • Amela, L. «La ceca de Alaun», Hecate Nº 5, 2018.
karauez
Mencionada por Apiano (Κάραυιν, Ib. 43) y situada entre Turiasone y Caesaraugusta (Caravi, It.Ant. 443, 1), karauez (Mon.66) se identifica con un yacimiento ubicado en la parte más elevada de la actual Magallón (Z), ocupado entre la I Edad del Hierro y época imperial. Acuñó bronces en una emisión datada en la segunda mitad del siglo II a.C. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 52-55. • Aguilera Aragón, I. «El poblamiento celtibérico en el área del Moncayo», Poblamiento celtibérico. III Symposio sobre los Celtíberos, Zaragoza, 1995; p. 224.
kaiskata
La ceca de kaiskata (Mon.49) se corresponde con la ciudad de los Cascantini (Liv. frg. XCI) o Cascantenses (Plin. NH. III 24), identificada con la actual Cascante (Na). Emitió una limitada cantidad de moneda de bronce con la inicial del nombre en el anverso ka durante la segunda mitad del siglo II a.C. con escasos hallazgos. Acuña también en tiempo de Tiberio con la leyenda latina MVNICIP / CASCANTVM y MVN / CASCANT. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 139-141. • Otero Morán, P. «Las acuñaciones indígenas», La moneda en Navarra. Museo de Navarra, Pamplona (2001); p. 37.
kalakorikos
La Calagurris Nassica documentada por las fuentes literarias, epigráficas y numismáticas e identificada bajo la actual Calahorra (LR). Acuñó moneda de bronce en tres emisiones con la única leyenda de kalakorikos (Mon.53). Las dos primeras formadas por unidades de bronces hacia mediados del s. II a.C, mientras que la tercera y última, hacia la segunda mitad del siglo II a.C. presentan unidad y su mitad. Como municipio acuñó varias emisiones durante los reinados de Augusto y Tiberio (RPC). Amela, L. «La ceca de Kalakorikos (Hesperia: Mon. 53)», Hécate, nº1, (2014).
uarakos
La Vareia atacada por Sertorio (Liv. frg. XCI), hipotéticamente identificada con el yacimiento de La Custodia en Viana (Na), de donde procede la mayor cantidad de los escasos ejemplares conocidos de esta ceca. Acuñó bronces con la leyenda uarakos (Mon.59) en el reverso alternando los rótulos ua y auta en el anverso entre mediados del siglo II y primer tercio del I a.C. Labeaga, J. C, «La Custodia, Viana, Vareia de los Berones». Trabajos de Arqueología Navarra 14, (1999); p. 168-172. • Larrauri, S. «Monte Cantabria. Arqueología e historia del yacimiento logroñés», Iberia, nº11-12, (2008-2009); pp. 104-112.
iaka
A partir de la pervivencia del topónimo la ceca de iaka (Mon.41) se identifica con la Iacca romana y con la actual ciudad de Jaca (Hu). Acuñó únicamente bronces en dos series con un estilo muy similar al de bolskan, con la que comparte la leyenda secundaria bon, probablemente entre la segunda mitad del siglo II a.C. y los inicios del I a.C. Su dispersión se limita al entorno pirenaico donde se documentan imitaciones locales en la vertiente septentrional. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 135-138. • Callegarin, L. «Sociétés et pratiques monétaires dans l’espace pyrénéen occidental au second âge du Fer», Barter, Money and Coinage in the Ancient Mediterranean: (10th-1st centuries BC), (2011); p. 237.
burzau
Ceca identificada con la *Bursao de las fuentes literarias (Liv. frg. XCI; Plin. NH. III 24; Ptol. II 6. 57) Localizada en la actual Borja (Z), concretamente en los cerros de La Corona y de la Cueva Esquilar. Acuñó bronces (unidades, mitades y cuartos) con la leyenda burzau en el reverso y la inicial bu en el anverso (Mon.48) así como plomos monetiformes Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 100-106. • Aguilera, A. «Una aproximación a los estudios de la ceca de Bursau desde el Renacimiento a la actualidad», Saldvie n.º 9 (2009); pp. 155-166. • Aguilera, A. «Propuestas de interpretación para un plomo monetiforme inédito en Bursau», Acta Numismàtica, Nº. 45, (2015) pp. 55-62.
kontebakom
La ciudad que emitió moneda de bronce con la leyenda celtibérica kontebakom (Mon.75) se localiza en el yacimiento de Cabezo de las Minas, Botorrita (Z). El nombre de la comunidad emisora se acompaña en el anverso por la leyenda secundaria bel, abreviatura de Belaisca —kontebiaz belaiskaz (Z.00.01) en la tésera Froehner o [C]ontrebiae Balaiscae en CIL I, 2951a—. Inicialmente emitió únicamente unidades entre el 140 y el 100 a.C., añadiendo mitades y cuartos hacia principios del siglo I a.C. Díez, A. & Ripollès, P.P. «Kontebakom Bel | Konterbia Belaiska», en P.P. Ripollès, M. Gozalbes (ed.), Moneda Ibérica (MIB), Valencia, [visitada 14/5/2024].
nertobis
Mencionada por las fuentes literarias como Nertobriga, probablemente ubicada entre la Virgen de Cabañas y Puyrredondo en La Almunia de Doña Godina (Z). La ceca de nertobis (Mon.50) acuña bronces entre el tercer cuarto del siglo II a.C. y primeros decenios del siglo I a.C. Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 139-141. • Medrano, M & Díaz San Mª. A. «Excavaciones arqueológicas en Nertobriga y Cabañas (La Almunia de Doña Godina, Zaragoza). Campaña de 2002», Salduie, nº3, (2003); pp. 331-338.
terkakom
Acuñó dos modestas series de bronces fechados entre ca. 120-80 a.C. de los que la mayoría de ejemplares procede de Tierga, bajo cuyo casco urbano se encontraría la ceca de terkakom (Mon.70) Domínguez Arranz, A. Las cecas ibéricas del Valle del Ebro. IFC. Zaragoza, 1979; p. 52-55. • Asensio Esteban, J. A. «Reducción geográfica de la antigua Tergakom (*TERKA/*TERGA-TIERGA, Zaragoza)», Caesaraugusta 71 (1995); pp. 57-77.
aratikos
Probablemente localizada en el yacimiento de El Castejón o El Romeral, en Aranda de Moncayo (Z), donde ha aparecido un gran número de monedas de esta ceca. Acuñó una modesta cantidad de unidades, mitades y cuadrantes en bronce con las leyendas aratikos, aratiz y ara (Mon.61). Cronología hipotética ca. 130-100 a.C. Fatás Fernández, L. & Romeo Marugán, F. «Aratis: Más allá de un nombre», El retorno de los cascos celtibéricos de Aratis. Un relato inacabado, Gobierno de Aragón, Zaragoza, (2021); pp. 107-126.
uirouia
Tanto por el estilo de las emisiones —especialmente su similitud con arekorataz y oilaunez— como por la zona de hallazgos se plantea su localización al este de la provincia de Soria y la posible relación de uirouia (Mon.71) con Borobia (So). García Martínez, J. (2016) «Las acuñaciones celtíberas en la provincia de Soria (VI): Uirouias». La Voz de Trebago 45, pp. 27-28.
bilbiliz
Probablemente en el yacimiento de Valdeherrera, Calatayud (Z), antecesora de la Bilbilis romana aunque se asentaran en espacios diferentes. Acuñó moneda de bronce, unidades y mitades, con las leyendas bilbili y bilbiliz (Mon.73) en el reverso y diferentes leyendas secundarias (s, nbi, so y bi) en el anverso entre las últimas décadas del siglo II a.C. y el año 72 a.C. Burillo, F. & Ostale, M., «Sobre la situación de las ciudades celtibéricas Bilbilis y Segeda», Kalathos Nº 3-4, (1983‑1984) pp. 287-310. • Villaronga, L., «La jerarquización de las cecas de Sekaisa y Bílbilis» Espacio, Tiempo y Forma, Serie II, Ha Antigua, t. I, (1988); págs. 333-340. • Cebolla, J. & Royo, J. I. «Bilbilis I: Una nueva ciudad celtibérica bajo el casco histórico de Calatayud». Segeda y su contexto histórico: entre Catón y Nobilior (195 al 153), Mara (2006); pp. 281-290.
keseśalir
Contemporáneas o muy próximas cronológicamente a las acuñaciones de taŕakonśalir se documentan divisores de dracma con la leyenda keseśalir y keseku. La localización en Tarraco plantea los mismos problemas comentados en el caso de kese. Villaronga, L. «Les dracmes ibèriques de Tàrraco», Faventia 10, (1988); 143-152. • Pérez Almoguera, A. «Las monedas con nombres de étnicos del s. II a.C. en el nordeste peninsular ¿Reflejo de posibles circunscripciones? ¿Civitates con doble nombre?», AEspA (2008); 81, págs. 49-73. • Medina, M. et all. Tarraco. Arquitectura y urbanismo de una capital provincial romana. Documents d’Arqueologia Clàssica 5. Tarragona. • Rodà, I & Macias, J. M. «Tarraco, la primera capital», Catalan Historical Review, 8, (2015); pp. 117-133.
El Pirineo tiene cierto papel relevante en la historia de la moneda ibérica pues fue en el entorno de su límite oriental donde se produjeron las primeras acuñaciones de la Península Ibérica. A finales del siglo VI a.C. surge en la colonia griega de Emporion una ceca que será la primera de una nutrida serie de ciudades que tras un largo proceso que durará siglos se irán adhiriendo no solo al uso de monedas sino a la producción de piezas locales. De hecho fueron las dracmas de Emporion las tomadas como modelo en esa fase inicial en la que, tras las acuñaciones de Rhode y Arse en el siglo IV a.C. aparecen en el nordeste peninsular las primeras cecas ibéricas que imitan los modelos emporitanos. Su característica iconografía —divinidad femenina y Pegaso— remite a su vez a la extraordinaria labor de los grabadores de Siracusa. A ellos debemos los exóticos delfines que andando el tiempo veremos en las cecas del interior, ya en el valle del Ebro.
El punto de inflexión para la expansión de la moneda en Hispania se produce durante la Segunda Guerra Púnica. A partir del 218 a.C. Roma habría costeado buena parte del esfuerzo bélico en la Península con dracmas de Emporion. Al mismo tiempo las relaciones con pueblos ibéricos a los que integrar en el sistema romano habría favorecido la necesidad por parte de Roma de que las autoridades locales dieran forma de moneda a sus recursos. Para ello el modelo más próximo eran las acuñaciones de Emporion. De este modo surgen lo que se conoce como dracmas ibéricas de imitación con una curiosa variante iconográfica. En lugar de la cabeza de Pegaso se representa una figura humana alargando sus brazos hasta alcanzar los pies con las manos. Aunque se conoce cerca de un centenar de epígrafes —en muchos casos una torpe copia de la leyenda EMΠOPITΩN, y en otros muchos ejemplares textos de difícil interpretación—, solamente unas pocas cecas son identificables con ciudades referenciadas por las fuentes literarias griegas y romanas.
Localización de Emporion y Rhode
Dejando a un lado los casos cuya localización no plantea problemas, taŕakonśalir, iltiŕtaśalir y baŕkeno, probablemente el ejemplo más interesante sea el de iltiŕkeśalir. Esta ceca parece ser el nexo de unión más claro entre dos períodos bien diferenciados en esta primera historia de la moneda ibérica, el que comprende la emisión de dracmas y el de la acuñación de denarios. Las dracmas de iltiŕkeśalir —que ya ostentan el característico jinete lancero que será frecuente en la numismática ibérica del valle del Ebro— tienen la particularidad de contar con el mismo artista que los denarios de iltiŕtaśalirban. Cabe por ello deducir una continuidad directa entre ambas cecas así como su vinculación con los Ilergetes, pueblo al que Escipión exigió «un dinero con el que poder hacer efectiva la paga de las tropas» (Liv. XXVIII 34, 11-12). Si bien no conocemos su centro de producción, la dispersión de unidades, mitades y cuartos de bronce de iltiŕkes/iltiŕkesken tiene una área bien definida entre el río Segre y la costa mediterránea con un núcleo en torno a los territorios de Ilergetes, Lacetanos y Ausetanos y una proyección hacia la costa y al norte de los Pirineos como puede verse en el siguiente mapa.
Hallazgos esporádicos de monedas de iltiŕkes/iltiŕkesken
En línea con el ejemplo que supone iltiŕkeśalir, una vez resuelta favorablemente para Roma su segunda guerra contra Cartago se observa una retirada de las dracmas ibéricas de imitación —probablemente el argentum oscense que engrosó los botines llevados a Roma— para dar lugar a una nueva fase dominada por abundantes acuñaciones en bronce y, en el caso de un selecto grupo de cecas, también en plata, los denarios ibéricos.
Partiendo del modelo que supone el denario romano creado hacia el 211. a.C. 22 cecas ibéricas emitirán plata de forma escalonada desde la primera mitad del siglo II a.C. hasta el primer cuarto del siglo I a.C. La difusión describe una evolución que partiendo del este se extiende hacia el interior del valle del Ebro. De este modo a las primeras cecas que emitieron denarios ibéricos, iltiŕta, kese y auśesken, se sumarían sesars (o suisars) y bolśkan, para progresivamente continuar una extensión por el valle del Ebro a partir de mediados del siglo II a. C.
Con sutiles diferencias iconográficas, y especialmente de estilo, todos estos talleres adoptaron diseños muy similares en sus acuñaciones. Salvo excepciones todos cuentan con dos motivos iconográficos fundamentales formados por el par cabeza masculina y jinete, hacen uso del signario ibérico y se atienen a un mismo estándar metrológico.
Silgo II a.C. | Siglo I. a.C. | ||||
Ceca | Principios | Mediados | 2ª mitad | 1º tercio | Total |
kelse | 1 | 1 | |||
ausesken | 4 | 4 | |||
arsakos | 5 | 5 | |||
sekeida | 1 | 12,8 | 13,8 | ||
bentian | 18 | 18 | |||
kese | 31,6 | 1 | 32,6 | ||
sekia | 33,5 | 33,5 | |||
belikio | 33,6 | 15,8 | 49,4 | ||
iltirta | 67,3 | 1 | 68,3 | ||
arsaos | 90 | 90 | |||
sesars | 145 | 145 | |||
turiazu | 41,4 | 116,9 | 158,3 | ||
baskunes | 222,2 | 222,2 | |||
arekorata | 2 | 265,4 | 267,4 | ||
bolskan | 3 | 420,1 | 127,6 | 550,7 |

Las piezas de Hierón II de Siracusa, que asocian el jinete con lanza a la cabeza laureada o diademada de Hierón divinizado siguiendo la tradición de Alejandro Magno, serían el modelo iconográfico de las acuñaciones ibéricas. Almagro-Gorbea (1995).
Junto a los denarios se produjo la acuñación de moneda de bronce implicando no solo a las cecas que batieron plata sino a una cantidad muy superior de ciudades. Aunque muy discutido, la función de este sistema bimetálico habría tenido como objeto el pago de impuestos y el mantenimiento del ejército. La acuñación de plata vendría motivada por una lógica fiscal mientras que la emisión de moneda de bronce se atendría a otro tipo de funciones más vinculadas con las obligaciones militares así como la necesidad de integrar la economía local en el sistema monetario.
Fuera cual fuese su función, la acuñación de moneda ibérica —tanto de plata como de bronce— termina su historia a finales del primer cuarto del siglo I a.C. con la guerra Sertoriana. En no pocos casos el fin de las cecas coincide con la propia destrucción del núcleo de población del que surgieron. Aunque existen ejemplos de ciudades que pervivieron trasladando su población —topónimo incluido— a otra ubicación, la lista de ciudades que desaparecieron para siempre es cuantiosa. Este es uno de los aspectos que dificulta la localización de gran cantidad de cecas, especialmente al norte del Ebro.
Como puede apreciarse en el mapa la distribución de ciudades que acuñaron moneda ibérica se observa una asimetría según la cual la región al sur del Ebro resultaría especialmente densa en contraste con el área septentrional donde hasta la fecha únicamente se han podido identificar algunas ciudades emisoras de denarios ibéricos.
Suponer una situación más equilibrada entre la distribución de cecas al norte y al sur del Ebro no parece una mera especulación sin base. El catálogo de monedas cuyo lugar de acuñación resulta desconocido pero que por sus características iconográficas y lingüísticas pueden buscarse entre el Ebro medio y los Pirineos permite suponer una ordenación territorial similar a la observada en la mitad meridional.
En tanto en cuanto la acuñación de moneda es una prerrogativa del estado las hipótesis de localización de las cecas pendientes de identificación deberían contar con un sustento arqueológico. Más si cabe en el caso de las acuñaciones de denarios, pues siendo generalmente los principales núcleos de sus respectivas etnias su huella arqueológica debería ser más evidente. No obstante para la mitad septentrional del medio Ebro, donde están pendiente localización no solo cecas que acuñaron modestas cantidades de bronce sino emisores de denarios tan relevantes como ba(ŕ)śkunes, una ordenación de cecas con su correlato arqueológico sigue siendo una tarea pendiente.
Dispersión de monedas de ba(ŕ)śkunes (Stefanelli, F. V. La ceca de Baskunes, 2017.)
Toda moneda tiene dos caras, y si bien la atención de la investigación se centra en los reversos, allí donde a pie de los caballos consta el nombre de la comunidad emisora, los anversos también ofrecen información relevante.
Dejando a un lado las cuestiones iconográficas, la otra cara de la moneda cuenta frecuentemente con textos, las conocidas como leyendas secundarias cuyo significado se corresponda probablemente con marcas de valor. Si bien la lista es muy numerosa, una selección de las más frecuentes permite reducirlas a una decena. Para un mapa este repertorio resulta de interés porque cuenta con vínculos que permiten relacionar todo el conjunto en torno a lo que parece una lógica geográfica.
Partiendo de las cecas localizadas con seguridad se observa como las diferentes leyendas secundarias seleccionadas se ubican en regiones concretas y restringidas. De este modo es posible identificar una serie de epígrafes característicos del valle de Ebro con una distribución este/oeste (benkota, benkota on, on y bon), así como otro conjunto de rótulos en la mitad más próxima a la costa mediterránea (ban y eba). La existencia de cecas con más de una leyenda secundaria y la posibilidad de aislar componentes presentes en diferente monedas, como es el caso especialmente de etaon y etaban[1], permite establecer una relación entre todo el grupo. Asimismo la aparente restricción geográfica aportaría un indicio para la búsqueda de la cecas cuya localización es desconocida.
[1] Se ha propuesto que el elemento eta representaría el valor de la unidad de bronce y ban, ‘uno’, de tal manera que etaban significaría una unidad de bronce. Ferrer i Jané, J. «El sistema de numerals ibèric: més enllà de la semblança formal amb els numerals bascos», Revista d’arqueologia de Ponent, Nº 32 (2022), pp. 9-42, 16.

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El texto de esta entrada se basa en Gozalbes, M. & Torregrosa, J. M. «De Iberia a Hispania. Plata, dracmas y denarios entre los siglos VI y I a.C.» Archivo de Prehistoria Levantina Vol. XXX, Valencia (2014), pp. 275-316. Sobre leyendas secundarias puede consultarse: Ferrer i Jané, J. «Sistemes de marques de valor lèxiques en monedes ibèriques.» Acta Numismàtica 37, (2007), pp. 53-73 y Estarán Tolosa, M. J. «Paleografía monetal paleohispánica. Las leyenda secundarias», Palaeohispanica 13 (2013), pp. 65-83.